¿Por qué paramos?[1]
Por y para todas las
mujeres que no se hacen eco del paro porque no pueden detener su trabajo. Por la
necesidad de cuestionar nuestros espacios de privilegio, siempre. Por la
necesidad de cuestionar y reflexionar constantemente sobre las políticas feministas. Y, por
supuesto y pese a todo, por no aplacar las denuncias sobre las desigualdades
sexuales y de género.
Sofía Argüello Pazmiño
Paramos
por el 37% de niñas que trabajan en Ecuador.
Paramos
por el 68% de niñas que se encargan del trabajo doméstico en nuestro país.
Paramos
porque el trabajo no remunerado, clasificado como trabajo doméstico y de
cuidado, representaba en 2014 el 15,41% del PIB. Más de lo que representaba la
extracción petrolera ecuatoriana.
Paramos
porque en Ecuador 6 de cada 10 mujeres han vivido algún tipo de violencia de
género.
Paramos
por el 25% de mujeres de
15 años o más que han sido víctimas de violencia sexual.
Paramos porque de las mujeres
que fueron víctimas de violencia sexual, "el perpetrador más común es otro
familiar masculino".
Paramos porque en 2016, el total de abortos registrados superaron los
19.000 casos, entre abortos espontáneos, médicos y no especificados; de los
cuales, el aborto no especificado representó el 54%.
Paramos porque el aborto no especificado
constituyó la octava causa de morbilidad femenina, con 10.532 egresos,
de los cuales el 17% correspondieron a mujeres de 19 años o menos.
Paramos porque alrededor del mundo, 40% de las mujeres en edad fértil
viven en países donde existen leyes restrictivas para el acceso a servicios de
aborto seguro o aun cuando es legal, los servicios no son accesibles.
Paramos
porque en todos los niveles de instrucción, desde ningún nivel educativo hasta posgrado,
la violencia de género sobrepasa el 50%.
Paramos
porque a las mujeres con menor nivel educativo la violencia de género llega hasta
el 70%.
Paramos
por 48,7% de mujeres ecuatorianas que han vivido violencia psicológica, física,
sexual y patrimonial por sus parejas o ex parejas.
Paramos
porque entre 2014 y 2015 se registraron más de 2.000 casos de hijos nacidos
vivos cuyas madres fueron niñas de 10 a 14 años de edad.
Paramos
porque debemos hablar de “casos registrados” para demostrar cómo se reproducen
las desigualdades sexuales y de género, y aun así seguimos siendo violentadas,
discriminadas, estigmatizadas, dominadas, explotadas.
Paramos
porque nuestras vidas son más que “casos registrados” y “estadísticas”.
Paramos
porque nuestros cuerpos, nuestras voces, nuestras experiencias, nuestras vidas
siguen siendo invisivilizadas.
Paramos
porque reivindicamos nuestras condiciones materiales de existencia.
Paramos
porque luchamos cotidianamente como trabajadoras, madres, hijas, compañeras.
Paramos
porque la protesta es transnacional, porque la lucha sobrepasa espacios y
límites geográficos. Porque la lucha va más allá del Estado nación.
Paramos
por la justicia social y por la justicia sexual.
Paramos
porque nos sobran los motivos, sí. Paramos porque la política feminista no se
agota. No se agota y no agotará porque las desigualdades siguen siendo
persistentes para nosotras!
[1] Los datos
presentados en este documento forman parte de los resultados públicos de
Ecuador en cifras http://www.ecuadorencifras.gob.ec/ecuador-en-cifras/
relativos a la varias encuestas (Violencia de género, Ensanut, Camas y egresos
hospitalarios, Encuesta Nacional de trabajo infantil, entre otras), así como a datos
obtenidos de una investigación puesta en marcha sobre jóvenes, salud sexual y
salud reproductiva por Sofía Argüello Pazmiño y Adriana Robles.