¡Madre que me dio la
vida!
Sofía
Argüello Pazmiño
El viernes 10 de mayo
se celebró en México el día de las madres. Mi hija Renata estuvo preparándose “en
secreto” casi dos semanas antes. El 9 de mayo empezaron sus felicitaciones e innumerables
abrazos y besos. Le pregunté por qué habríamos de celebrar el día de las madres
y me dijo, muy orgullosa y convencida: “porque tú me diste la vida”. Repliqué y
le pregunté si no creía que su papá también “le dio la vida” y que si no creía
que la vida era mucho más que solo nacer. Se quedó pensando y musitando me
respondió muy segura, y al furor de la celebración, que ella había nacido de mí!
Al día siguiente recibí sus cartas, sus
poemas y una flor de origami que había hecho en su taller de la escuela desde
hace casi dos meses. Le agradecí a
montones, le dije que estaban muy lindos sus regalos, la llené de besos y hasta
la llevé a comer la hamburguesa que tanto quería en contra de mi decisión de no
salir de casa para no encontrarme con el caótico tránsito que se arma en el DF
por la celebración de tan “importantísima” fecha. Mientras comíamos le dije a
Renata que en Ecuador se celebra el día de las madres el segundo domingo de
mayo, y que esta vez le tocaría celebrarme también el domingo. Ella se negó
aduciendo que “estamos en México” y que aquí se celebra el día de las madres el
10 de mayo. Yo le respondí que yo soy una madre ecuatoriana y que debo celebrar
“mi día” el segundo domingo de mayo. Empezamos un interminable “qué sí, qué no!”
tratando de probar quién de las dos tenía la razón. Renata me decía que aunque
en Ecuador se celebre el día de las madres el segundo domingo de mayo nosotras
no vivimos en Ecuador, y nos teníamos que acoplar a las costumbres de los mexicanos.
Yo le decía que no me importaban tanto las costumbres de los mexicanos (argucia
argumentativa, no es verdad!) porque Ecuador fue el país que “me dio la vida” y
yo celebraría como se celebra en mi país! Renata me quedo viendo muy mal. Me
dijo que a pesar de que ella había nacido en Ecuador quiere mucho a México y
que no le parecía que mi argumento haya sido correcto, ya que no tenía nada que
ver en cuál país haya nacido alguien para celebrar o no alguna fecha importante
o para sentirse feliz por ser quien uno es! Entonces le objeté a que me diga por
qué cuando le pregunté si no creía que su papá también le dio la vida, y no
solo yo, ella me dijo que yo le di la vida porque nació de mí. Le dije que su
vida es mucho más que haber nacido de mí, o haber nacido en un país, y que sus
nueve años han sido llenos del amor, no solo mío, sino también de su papá, de
sus abuelas, tías/os, primos/as, amigos/as. Le dije que su vida ha sido el
pasar de muchas aventuras extraordinarias en dos países: los viajes que ha
realizado, las comida que ha saboreado, las escuelas a las que ha ido, las
canciones que ha aprendido, las/os amigos que ha conocido, los juegos que ha
jugado, los instantes con sus mascotas e incluso la tristeza que ha sentido en
varios momentos. Se quedó pensando, interpelada, no tuvo mucho qué decir. Solo
sonrió y me dijo: “tienes razón, mami”. Cortamos la conversación y seguimos
comiendo la hamburguesa mientras nos dábamos besos y abrazos.